
De San Antonio María Claret:
“Me acordé de haber leído desde muy niño aquellas palabras del Evangelio:
¿De qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo, si finalmente pierde su alma? Esta sentencia me causó profunda impresión”. (Aut.68)
“Lo que más me movía y excitaba era la lectura de la Santa Biblia, a que siempre he sido muy aficionado”. (Aut. 113)
“Había pasajes que me hacían tan fuerte impresión, que me parecía que oía una voz que me decía a mí lo mismo que leía. Muchos eran estos pasajes, pero singularmente los siguientes: Yo te he tomado de los extremos de la tierra y te he llamado de los extremos de la tierra y te he llamado de sus lejanas tierras. Con estas palabras conocía cómo el Señor me había llamado sin mérito ninguno de parte de patria, padres ni mía. Y dije: Siervo mío eres tú: yo te escogí y no te deseché”. (Aut. 114)
“En muchas partes de la Santa Biblia sentía la voz del Señor que me llamaba para que saliera a predicar. En la oración me pasaba lo mismo. Así es que determiné dejar el curato e irme a Roma y presentarme a la Congregación de Propaganda Fide para que me mandase a cualquier parte del mundo”. (Aut. 120)
“Amadísimos hermanos e hijos muy queridos, si queréis leer la biblia…, sea enhorabuena; a ello os exhortamos, muy especialmente a los Eclesiásticos, como tantas veces lo hemos dispuesto de palabra y por escrito” (Exhortación pastoral a todos sus diocesanos, Santiago de Cuba, 1, 4).
Primera Educación
“Mis padres y el maestro no sólo me instruyeron en las verdades que debía creer, sino también, en las virtudes que debía practicar”.
El Catecismo